Hacer fotos de la tierra es señalar un posible nuevo comienzo del mundo
La agricultura, como la escritura, es una sofisticación de las formas del lenguaje. La tierra de labranza es una sofisticada amalgama: una retahíla de voces y signos, de historia y de memoria.
La Vega, al-Fahs en época musulmana —Fahs al-afyah, espaciosa vega–, significa un terreno habitado para ser cultivado: «extensa llanura cultivable, campo raso como vega». Con respecto al vocabulario propio de la agricultura, un terreno que es infértil, que no es cultivable, es un «terreno inculto».
Este trabajo propone una mirada profana al suelo, a la tierra, y señala una falta de saber propio sobre la misma, un punto de partida inculto y a menudo atropellado por el artista —el artista pretende un «desocultamiento de la verdad», pero quizá no puede más que señalar el misterio—. Así, se propone un cruce entre teoría y práctica que puede generar ciertas contradicciones que, sin embargo, se toman como un fértil soporte para desarrollar cuestiones sobre la estética y la mirada. ¿Cómo fotografiar los saberes agrícolas sin saberlos? ¿Cómo se relaciona el arte con el saber? ¿Cómo afecta el texto a la imagen? ¿Cuál es el afecto entre mirada y realidad?
Resumen para el texto del catálogo de la exposición VEGA, La Madraza, Universidad de Granada, 2024, ciclo Agro. Paisaje cultural y saberes del campo. Comisariada por Domingo Campillo y Marisa Mancilla. Artistas: Argider Aparicio, Carma Casulá, Juan Cantizzani, Pilar Soto Sánchez, Ilaria Degradi, Francisco José Sánchez Montalbán, Javier Morales Prados y Pablo Trénor Allén.
Izquierda: Camino de Cañaveral, 2018. Durante el taller de fotografía Hacia la noche, Deriva Escuela. Derecha: Camino del Cañaveral, 2021
Junto a la remolacha, que es el cultivo que podemos considerar mítico en la vega, el otro cultivo que ha generado un mayor
patrimonio es el tabaco (predominante en la vega desde la década de los 40 hasta la de los 70, que es cuando comienza su
decadencia), sobre todo a través de los omnipresentes secaderos, que los podemos considerar como el elemento patrimonial identificador o símbolo de la vega de Granada. Las características de los secaderos son su elevado número existente, su dispar calidad, destacando por sus cualidades arquitectónicas y formales los realizados en ladrillo, y su dispersión, aspectos todos ellos que reflejan un hecho consustancial a la historia productiva de la vega: la fragmentación de la propiedad. Frente a las indicaciones de las autoridades de construir grandes secadores comunales, los agricultores optaron por construir los que necesitaban para su explotación, los cuales podían hacerse junto a la propiedad, más habitual en el caso de que existiera un cortijo, a cuyas construcciones se suelen adosar (los cortijos más importantes señalados anteriormente disponen prácticamente todos de secaderos, caso, por ejemplo, del cortijo del Alitaje en Pinos Puente, el de Santa María de la Vega en Granada o el de Calderón en la Zubia), en los núcleos urbanos (algunos de los secaderos urbanos más interesantes los encontramos en Pinos Puente, Fuente Vaqueros, Belicena o en la barriada de Bobadilla en Granada) o, así mismo, agrupados con otros formando conjuntos de secaderos como los del camino del Jau a Pedro Ruiz. Este hecho es el que explica que existan secaderos de tan diferente manufactura o calidad, ya que reflejan la capacidad económica del propietario.
patrimonio es el tabaco (predominante en la vega desde la década de los 40 hasta la de los 70, que es cuando comienza su
decadencia), sobre todo a través de los omnipresentes secaderos, que los podemos considerar como el elemento patrimonial identificador o símbolo de la vega de Granada. Las características de los secaderos son su elevado número existente, su dispar calidad, destacando por sus cualidades arquitectónicas y formales los realizados en ladrillo, y su dispersión, aspectos todos ellos que reflejan un hecho consustancial a la historia productiva de la vega: la fragmentación de la propiedad. Frente a las indicaciones de las autoridades de construir grandes secadores comunales, los agricultores optaron por construir los que necesitaban para su explotación, los cuales podían hacerse junto a la propiedad, más habitual en el caso de que existiera un cortijo, a cuyas construcciones se suelen adosar (los cortijos más importantes señalados anteriormente disponen prácticamente todos de secaderos, caso, por ejemplo, del cortijo del Alitaje en Pinos Puente, el de Santa María de la Vega en Granada o el de Calderón en la Zubia), en los núcleos urbanos (algunos de los secaderos urbanos más interesantes los encontramos en Pinos Puente, Fuente Vaqueros, Belicena o en la barriada de Bobadilla en Granada) o, así mismo, agrupados con otros formando conjuntos de secaderos como los del camino del Jau a Pedro Ruiz. Este hecho es el que explica que existan secaderos de tan diferente manufactura o calidad, ya que reflejan la capacidad económica del propietario.
Castillo Ruiz, J. (2020). La vega de Granada. La construcción cultural de un territorio a través de la actividad agraria. PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 74, 20-26. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3214059
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Del Archivo Municipal Vegas del Genil
Selección de fotograma para acotar Vegas del Genil, Gobierno de los Estados Unidos, 1956-57. Instituto Geográfico Nacional: https://fototeca.cnig.es/fototeca/
Mapas en los que se señala el territorio de trabajo de campo
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Algunos apuntes
Saber agrario / sabiduría agraria / sabiduría profana
Somos tierra (colectivo)
Ser tierra
Raíces / «nuestras raíces nos tiran» (blog recuerdos fotos)
«No hay NADA» / Aquí no hay nada
La flor y la siembra
Objetos, cosas entre las manos y la tierra, como la escritura / entre las manos y la tierra / entre mis manos y nuestra tierra
Orígenes de la agricultura y la escritura
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De un correo a lxs comisarixs:
«ESTE NO ES EL TEXTO PARA CATÁLOGO, solo ideas con las que estoy trabajando.
Hacer fotos de la tierra, hacer un comienzo del mundo
La mirada al suelo, a la tierra, como principio del saber agrario.
La Vega, al-Fahs en época musulmana —Fahs al-afyah, espaciosa vega–, significa un terreno habitado para ser cultivado: «extensa llanura cultivable, campo raso como vega». Con respecto al vocabulario propio de la agricultura, un terreno que es infértil, que no es cultivable, es un «terreno inculto».
El trabajo propone una mirada profana al suelo, a la tierra, que admite la falta de un saber sobre la misma, la incultura del artista sobre el tema —interesante sobre esto el «desocultamiento de la verdad» según Heidegger sobre lo que hace la obra de arte—. Así se propone un cruce de miradas entre la propuesta comisarial y la mirada propia que puede generar unas ciertas contradicciones que, sin embargo, tomamos como un fértil soporte de trabajo. ¿Cómo fotografiar el saber agrario sin saberlo? ¿Cómo se anticipa la mirada al saber? ¿Cómo afecta el texto que surge de la mirada a la imagen fotográfica? ¿Cómo se complementa, enriquece, la imagen fotográfica entre los distintos textos próximos —textos diversos expo—?
Se plantea un tipo de fotografía sencilla, radical, bruta. Siguiendo la investigación propia sobre la fotografía de paisaje de mis últimos trabajos, propongo una mirada al suelo como una propuesta contracultural sobre el paisaje: hacia la memoria de la tierra. Se toma una ortofotografía de los años 50 como punto de partida, y acompañan el proceso unas fotografías del archivo municipal de Vegas del Genil. Se cuestiona la capacidad narrativa de una imagen fotográfica; o más bien, se apunta la relatividad de la narración en una imagen fotográfica por lo que en ella aparece hacia la necesidad de la lectura del lector-espectador.
Se emplea la analogía de la escritura: la agricultura, como la escritura, es una sofisticación de las formas del lenguaje. La tierra de labranza es una sofisticada amalgama: una retahíla de voces y signos, de historia y de memoria.
Se plantea la tierra, la fotografía, la escritura, el lenguaje como soportes del misterio de conocer, del saber. Los misterios de la tierra como soporte de la agricultura; los misterios de la memoria en la tierra; los misterios de la fotografía y el texto como soportes para un posible paisaje.
La fotografía de la tierra no puede narrar por sí misma. Lo que muestra es un paisaje: la construcción de la mirada propia en relación a lo que uno sabe. Lo que uno sabe depende de otras voces y otras experiencias previas a esta mirada.
El texto de la tierra dice las cosas sobre la tierra. Puede ser solo «tierra» o «gleba», o «tierra de cultivo» o «terreno inculto», o «barbecho», «pastizal», «baldío» o «erial». Y pueden ser tan complejas o específicas que, a pesar de su verdad, pueden no ser comprensibles por el lector profano.
Entonces, si nos quedan la imagen y el texto solos, todo es misterio. Y es el misterio el que propicia el saber.
Así, el principio de este trabajo es desnudar las complejidades del saber que se puede contar sobre algo que uno no conoce. Quedarse con las cosas más básicas de la imagen y el texto, fotografías básicas de la tierra y algunos textos que nutran el comienzo de un saber. Que todo ello, la pieza, obra o lo que sea, se haga una cosa del mundo».
27 mar 2024, 19:50
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Antes de que tal uso de la palabra apareciera, de que ella misma, la palabra, fuese colonizada, habría sólo palabras sin lenguaje propiamente. Al ser humano le ha sido permitido, fatalmente, colonizarse a sí mismo; su ser y su haber. Y de haber sido esto el verdadero argumento de su vivir sobre la tierra, la palabra no le habría sido dada, confiada. El lenguaje no la necesita, como hoy bien se sabe de tantas maneras. Y así existirá la pluralidad de lenguas dentro del mismo idioma, del lenguaje descendiente de la palabra primera con la que el hombre trataba en don de gracia y de verdad, la palabra verdadera sin opacidad y sin sombra, dada y recibida en el mismo instante, consumida sin desgaste; centella que se reencendía cada vez. Palabra, palabras no destinadas, como las palomas de después, , al sacrificio de la comunicación, atravesando vacíos y dinteles, fronteras, palabras sin peso de comunicación alguna ni de notificación. Palabras de comunión.
Zambrano, M. (2011). Claros del bosque. Cátedra.
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Vegas del Genil, 2024
«Compender» un lugar (para Dardel, un paisaje, como ya hemos visto) consiste en traducir la emoción bruta que su encuentro ha hecho nacer y crecer en nosotros en otro lenguaje que posea un poder de elucidación. Comprender es interpretar un sentido inmediatamente percibido que ocupará ese mismo lugar. Es articular una impresión que es el signo de una repentina concordancia del ritmo de nuestro ser y de la forma del mundo. La comprehensión ocurre cuando los distintos aspectos o los distintos momentos del fenómeno (forma plástica, despliegue sonoro de la frase, «escritura» característica del paisaje) se unen en la unidad de una idea o de una imagen que procuran el fenómeno su carácter de totalidad. comprender es, pues, regresar al hogar secreto que constituye la unidad real de la pluralidad espacial y temporal en la que se dispersa el fenómeno. En el fenómeno entrevisto se encuentra la unidad de un tema, de una intención, de tal forma que cada aspecto despejado en la actividad de descifrar sea comprendida como una parte expresiva del todo al que reenvía. En el caso de a geografía, para Dardel, que se apoya de manera significativa en dos descripciones de Vidal de la Blache, la comprensión resulta de la posibilidad de ordenar los distintos aspectos del paraje bajo una imagen, en otros términos, una unidad «melódica» implícita o explícita, que representa «la impresión general» de un lugar. La Tierra se presenta en formas múltiples que el saber geográfico tiene como objeto expresar. El saber geográfico es la traducción a una lengua humana de la lengua fundamental que constituye la Tierra. O, más bien, es el eco de la resonancia que provoca en el hombre el encuentro con la escritura terrestre, es decir, el despliegue en las formas de esta habla que emerge del fondo oscuro del ser.
Besse, J-M. (2013). Geografía y existencia según la obra de Eric Dardel. En Dardel, E. El hombre y la Tierra (p. 28). Colección Paisaje y Teoría, Editorial Biblioteca Nueva.
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el artista pretende un «desocultamiento de la verdad», pero quizá no puede más que señalar el misterio
Aquí: la tierra agrícola de la Vega de Granada, el paisaje, la fotografía y las palabras como soportes del misterio del saber; una mirada profana al suelo, a la tierra.
Estas palabras son fruto de una correspondencia sencilla, pero radical, entra la imagen fotográfica de más arriba, la de marzo de 2024, de la tierra y la esparraguera del Camino de la Isla, en Vegas de Genil, Granada, y las siguientes personas: Pilar Soto, Paqui Moral Espinosa, José Castillo Ruiz, Pablo Aguilera Jaimez, Carmen Nieto Jaime, Francisco Martín Peinado, Carmen Ruiz de Almirón Lanz, David Fernández Caldera, Marta Moreno Muñoz y María Sánchez.
resiliencia, equilibrio, fragilidad, vínculos, procesos, observación, poesía, vida, trabajo, ilusión, sacrificio, recuerdos, vivencias, discriminación, repetición, foráneo, mano de obra, salvación, productividad, riñones, tierra, hebra, haza, estrío, calibre, colindrio, agotamiento, desnudez, resistencia, sequía, resiliencia, preludio, llaneza, vestigio, umbral, aspereza, sequía, pobreza, alimento, erial, tristeza, suelos, alberca, comunes, humus, llanura, generaciones, compost, verdor, siempre, florece, y, germina
De un correo a las personas que me enviaron sus palabras:
«He maquetado vuestras palabras según el orden de llegada, en minúsculas y sin puntuar. Alguna palabra se repite, maravilla. Está inscrito en el mismo espacio que ocupa la imagen en su reverso. En la expo habrá 600 copias que son para quien quiera llevarse una copia.
(...)
Las 600 copias forman parte de la pieza. Solo habrá una copia pegada a la peana, el resto se puede tomar. La peana es baja, hay que mirar hacia abajo para ver, leer y llevarse la hoja. Si se coge y se lleva, sucederá un gesto común con el que compartir algo para, quizá, cuidarlo: la tierra, la mirada, el lenguaje, las imágenes...»
lun, 20 may, 13:57
Exposición VEGA, Palacio dela Madraza, Universidad de Granada, mayo-julio de 2024
Se repiten las palabras resiliencia y sequía.
Alguien que se llevó la hoja, me dijo que faltaba semilla,
y que la añadió antes de colgarla en su casa.
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HASTA EL 19 DE JULIO DE 2024, FECHA DE CLAUSURA DE LA EXPOSICIÓN VEGA EN EL PALACIO DE LA MADRAZA DE GRANADA, SE IRÁN SUBIENDO COSAS A ESTA URL QUE TIENEN QUE VER CON EL CAMINO, EL TIEMPO Y LOS TEXTOS TRANSITADOS HASTA LLEGAR A LA PIEZA EXPUESTA Y DESDE LA INAUGURACIÓN DE LA MISMA
Hacer fotos a la tierra es señalar un posible nuevo comienzo del mundo
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